BIOGRAFÍA DEL MAESTRO

Compartiendo la Biografía de un Gran Maestro «Parte 8»

¿QUIEN FUE PYTHAGORAS?

del griego: PYTHIA: Sabiduría, GORAS: Revelación

Octava parte

Pythagoras, los espacios, los tiempos y los elementos ….

El misterioso Maestro de la Armonía, el misterioso Hijo del Silencio, el misterioso Amigo de la Sabiduría, el misterioso y Divino seguidor del “más Amado”, como le gustaba llamarlo al Cristo o Mesías, en sus nueve encarnaciones en la Tierra… el misterioso Pythagoras, profundo amante del misterio, nos sumerge, tratando de ubicar su número vibratorio y su música, en las profundidades insondables de la voz de la Eternidad ……

Pythagoras creía en el “Eterno Presente” …. Así decía, que en el Hoy corresponde dar “perfecto cierre” al ayer, que no encontró en ese mismo día su sentido, su propósito, su terminación. La energía que se abre necesita siempre dar vuelta en redondo y cerrarse en el mismo día, como si fuese “un huevo”.  Cuando ello no ocurre, se trae el pasado al Hoy, sólo para darle su vuelta de conclusión. Con ello, deja de existir el pasado, pues vive en el Hoy, como un Eterno Presente.

Todo Hoy, tendría que hallar su perfecta vuelta en el mismo Hoy. Este estado da Paz y hace que el ser humano, esté “suelto” y libre, lo que significa que no está amarrado al pasado. Sólo así, puede emprender su viaje al futuro. Además, en cada Hoy, se tendría que estar concibiendo, engendrando “la semilla” del mañana. El hacerlo demanda el diseño virtuoso de conductas que lleguen hasta la conclusión en Bien de la obra hoy concebida. Con lo cual se trae el Futuro al Hoy. Con ello el futuro deja de existir, porque vive en el Hoy, como un Eterno Presente.

….. El hoy tiene que ser vivido, entonces, como un ETERNO presente, que todo lo comprende, que todo lo abarca, ….. que simplifica todos los Tiempos, TODA LA ETERNIDAD, en este sólo punto.

También se llamó a Pythagoras “El Maestro del Tiempo “, por sus enseñanzas sobre su manejo, al nivel de mente humana, y de acuerdo al grado evolutivo de cada cual ….

Es parte de su biografía la imagen “a-temporal” que él mostraba, puesto que “sus dichos se igualaban a sus hechos”. Por eso, cuando regresa a Grecia, después de un largo periplo, con casi 60 años, con una inmensa Sabiduría, lucía una imagen fuerte y jovial, como la de un imponente joven de mirar luminoso, de andar rítmico y sereno y de larga cabellera dorada. Lo que hizo que alguna gente de la época le llamase: “el melenudo de Samos”.

Llamaba también la atención a la gente común, que siempre Pythagoras tuvo su cueva, su caverna, porque estudiaba los misterios de Dios, en cuevas.

Lo que él le llamaba, la matriz de la Creación. Amaba entonces meterse dentro de la tierra, y ser cobijado por ella para comprender dentro de sí mismo, todos los reinos que en ella desarrollaban su existencia. También eran frecuentes sus viajes por mar, y la contemplación del mar. Pythagoras sugería “envolverse con agua”, para conocer la maleabilidad de lo Infinito.

Los cambios de estados del agua, reflejan, al decir de Pythagoras, al pensamiento, que, a través de la perseverancia en mantener la misma idea en tiempo humano, pasa del estado gaseoso, o sea invisible, al líquido, y de éste al sólido. Y, una vez sólido, puede de vuelta realizar el mismo ciclo en un círculo de cierre, hasta desaparecer, no dejando rastro en el espacio y metiéndose en los confines del tiempo.

De ahí los maravillosos y mágicos efectos del PERDÓN que hace desaparecer de la faz de la tierra todo rastro de los hechos dañinos, para aquéllos que tienen la inmensa dicha de experimentarlo. Siendo el agua, y su mágico poder de cambiar de estado, su símbolo y arquetipo.

Es asociado entonces, el Maestro de Samos, el Divino, con el poder germinador de la Tierra, que ayuda para que “toda semilla” de pensamiento en la Verdad, se convierta en un sólido árbol en el Planeta, que fructifique en conductas en la humanidad y siga el eterno ciclo de la Vida, igual que el fruto y la semilla, propiciando el renacimiento en diversas formas de la Sabiduría, que tiene que llegar a ser patrimonio del género humano.

Es así, asociado el Maestro de Samos, con el poder de maleabilidad del agua. Que, así como desde el estado gaseoso e imperceptible puede condensarse, también a través del perdón puede “evaporarse” y convertirse en sutiles luces de Amor.

Era conocido también el poder que ejercía sobre las tormentas, que el Maestro, llamado por sus discípulos el Divino sólo entendía y disfrutaba, pues aprovechaba para ayudar a que la humanidad descargue a través de ellas sus mal formados pensamientos y emociones, a tierra. ¡Benditas tormentas, solía decir, que descargan la turbia atmósfera!, y permiten que otra vez, para nuestra gracia, sea visible EL CAMINO …….

Ame Ruiz.

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Continuará el próximo lunes…

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